domingo, 26 de diciembre de 2010

A 10 años con 10 años!

Después de comprar fosforitos de la despensa de Ña Irma era más que sorprenderte pasar la navidad juntos, mamá estaba esperando a la última integrante de la familia (Serena), más que hermanos eramos amigos; Paqui y Pita, midum y midumcita. Terminabas el 4to grado con una nota que, hasta yo, envidiaba (mejor alumno). Yo me preparaba para ingresar al 7mo grado pero lastimosamente nunca entendí como hacer un ejercicio de raíz cuadrada y vos me enseñaste.
Con 10 años tenías la mejor letra, dibujabas increíblemente, cantabas y bailabas eras y sigues siendo una estrella. Compartíamos todo juntos; los peluche que eran tus amigos y los míos: El San Bernardo (peluche) que te compramos y los demás se quedaron con un tristeza terca que hasta los ojos perdieron de tanto llorar.
A 10 años de tu partida han pasado taaaaaantas cosas que se que lo sabes...Tenías que estar con 20 años a no ser que esa mañana tan lluviosa irrumpiera tu vida en un accidente automovilístico dejando caer sobre tu cabeza un colectivo y te diagnosticaran muerte cerebral, estabas tan feliz al saber que el viaje a Alto Paraná reuniría a todos los primos que no conocías, yo sin embargo estancada en casa sin saber que hacer. Tenía tanto pero tanto miedo que cuando a las 11 PM del 30 de Diciembre del 2000 te dieron por muerto perdí todo tipo de esperanza y creencia hacía Dios. Llegaste en un cajón Blanco irreconocible te mire y no veía a mi hermano, no sé... No eras ADAN MARLON... Y no llore, me negué . Hasta que al otro día he visto llegar a tus amigos y a los míos y no te vi, no te vi  y eras tu estabas muerto.
A 10 años odio la navidad, odio el maldito festejo de año nuevo y te extraño! Paqui, Adan TE EXTRAÑO! Este 30 de diciembre se cumple 10 años de tu partida y me parece ayer cuando te escribí:  "NUNCA TE OLVIDARE"




miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Para qué quieren hijos?

A Tania



Para que en en primer acto de impaciencia me trataras de inútil.
Para decir: "Ojala nunca hubieras nacido".
Para infundirme una paliza por querer jugar con mis amigos.
Para abandonarme cuando más apoyo necesito.
Para que en vez de recibir un abrazo reciba un cintarazo.

¿Para qué quieren hijos?

Para explotar su inocencia y así llenarse de dinero y digas: " Para eso te crié".
Para que el respeto sólo sea tuyo y no por igual.
Para que el derecho de hablar lo tengas tú y cada vez que quiera dar una opinión digas: "Volves a abrir la boca y te hecho todos los dientes".
Para que mi cumpleaños pase desapercibido y sin embargo quieres un TE QUIERO en el día del "padre o de la madre".
Para que mis logros para ti Mamá, para ti Papá sea menos que basura y tu respuesta sea: "De la escritura no vas a vivir".

Y me pregunto una vez más, Mamá y Papa, ¿Para qué quieren hijos?


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Momentos


         Me queda poco tiempo, tengo que pensar rápido, pero no me pasaba nada por la cabeza, eran ya casi las dos de la tarde y el silencio se apoderaba de mis pensamientos, tenia la mente en blanco.
-         Tengo que entregar este trabajo a hora
-         Me estoy desesperando y no aguanto esta situación -y esta lluvia que no para-.
     Mi hermano ya se ha marchado a la facultad y solo me quedaban dos horas y ese descanso de mi padre era tan profundo como los ronquidos que salen de su boca.
-¡Quiero Terminarlo ya!
Pero… no puedo, mamá está en cama tengo que ayudarla, después de lo sucedido creo que hasta yo querría estar en su lugar.
Mi hermana, la más pequeña de la casa, no ha asistido a clases ya que la profesora siempre me dice: “Cuando llueva no la traigas nomás a tú hermana, porque vivo lejos y no voy a poder venir”.
Vaya expresión y pensar que es profesora, por suerte está apunto de jubilarse. Bueno, a veces quisiera tener esa tranquilidad, ella tiene siete años y nada la agobia, sentada en el sofá manteniendo sus ojos fijos a la televisión.
-¿Pero qué estoy haciendo? Prestando atención a otra cosa, mejor termino este trabajo.
Las lágrimas poco nublaron mis pensamientos y empezaron a caer rayos de angustia y desesperación.
Quizás de tantas precipitaciones y pronósticos nuevos que anunciaban chaparrones de alteración logre abrir mis paraguas para evadir los vientos y la tensión.
-Ya estoy terminando, me queda pasarlo a limpio y ya esta listo.
-Por fin termine.
Sin darme cuenta había parado de llover, pero… esa nube negra aun estaba en mis pensamientos sin saber que un arco iris lograba despejar los granizos, el estrés  y la desesperación.   
         

lunes, 8 de noviembre de 2010

Supervivencia

Renuncio a la fantasía de ser acosada por un personaje ficticio,
Al espejismo de escribir “best seller”.
Renuncio a la risa, al abrazo y al tacto de mis amigos.
Renuncio a la vida no vivida e ilusiones nefastas del corazón herido
por el propio rechazo, de la venas bombeando sangre censuradas a circular.
Renuncio a la visión pixelada y asfixiante, a causa de la madera ingrata
que el pie dejó caer al piso.
Renuncio al volátil sueño profundo obligado a inclinar el cuello,
dejando que las manos luchen, ante una repentina actitud de
cobarde valentía.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Γεώργιος

Brilla el sol de media noche y lo real
se vuelve ficción en seis horas
en este laberinto de tristezas
la firmeza de tus brazos 
se adueñaron de mi cintura.

Por primera vez me embargó 
la ilusión de que la eternidad
pueda escucharse
y aquella mirada táctil
que se volvería rito
cada viernes de locura.

Hoy estoy aquí
escuchándome eternizar
al saber que estas a segundos de mí
y siento la impotencia
de no estar sobre  ti
arrojada. 

martes, 2 de noviembre de 2010

Manzana Verde

  Se ve verde, como mi esperanza e inmadurez, tan agria que no quieres morderla ya que el poder del hierro te eriza la piel y penetra tu vida amarga en su ser.
         Semiredonda, con una hoja que la madre dejo caer en los pastizales del amanecer, llenando de poder al primer consumidor que extirpe el puñado de alimento; deseche  la semilla que late más fuerte, cuando se acerca al inicio donde el polvo se hizo hombre y el hombre se la tragó.

domingo, 10 de octubre de 2010

El lenguaje de “lo perro”


Generalmente, el paraguayo tiende a expresarse mal al hablar mezclando el español y el guaraní, logrando así un derivado más del jopara, como por ejemplo “¿Por qué pio? o “ Te dije lo” y un sinfín de frases creadas por “lo perro”.

            A diario, sin darnos cuenta quizás, los paraguayos nos expresamos de una manera muy especial. El dialecto que adoptamos de esta mezcla del guaraní y del español, deriva al jopará, , eso todos lo sabemos. Pero, ¿Cómo llamar a la forma de hablar de hoy? Podríamos denominarla el lenguaje de “lo perro”.

            Cuantas veces hemos oído expresiones tales como: “por qué pio, te dije lo” o el famoso “yongo sabía loo”. Tal vez buscando aún su propia identidad, el paraguayo, utiliza estos términos pocos usuales, dejándose influenciar por la manera de hablar de las personas de otros países.

            Aunque esta forma de hablar resulte un poco más práctica para otras personas (extranjeros, turistas, etc.) que no entienden ni “j” lo que decimos, no podemos negar que es una forma muy simpática de expresarnos, por más inentendible que parezca nuestra forma de hablar, “es el puro”, ¿Verdad? Otro de los casos en el que se desarrollla una conversación como cualquier otra y uno de los interlocutores siempre responde con un “hee” es normal en los habitantes de nuestro país, seguramente como una forma de corroborar lo dicho por el hablante ¿no les parece? Todo esto es común para nosotros como llamar a un amigo, saludarse durante varios minutos para que al término de “la importante conversación” se inviten, finalmente, a tomar tereré. La utilización de muletillas como el “hee” es normal en los habitantes de nuestro país, al no saber muchas veces que responder a algunas preguntas. Pareciera que la utilixación de las mismas nos ayudase a pensar o al menos a no quedarnos callados.

            Nadie niega que nuestra forma de hablar es simpática, pero no debemos ser extremistas, tenemos dos hermosos idiomas, y, al hablarlos bien, el mundo podrá escuchar lo que tenemos para decirle y entendernos sin dificultad alguna.