sábado, 13 de agosto de 2011

El sonido de tu aroma

Y allí estaba el mismo paisaje de todos los lunes: Lo cambiamos la semana pasada y ahora esta en el piso, hecho cuadritos. No soporto su peso.


Amanecí con los ojos hinchados y sólo llego a ver su sombra a lo lejos.


- No haces nada, nde mitakuña'i- grita con fuerza y rudeza.


Sin dirigirle una palabra dejo que el estado etílico lo consuma como las espinacas que utiliza Popeye como energizante.


Escucho de nuevo esa voz que anuncia mi plena soledad al lado de la mesita de escritura. Sólo siento los granos  de maíz que atraviesan mi piel cuando me arrodillo sobre ellos.


Escuché un grito y el sonido del vidrio quebrándose, se me erizó la piel, esta vez fue la ventana fue la ventana de mi pieza y Mamá no se  resistió. 



Sentí un golpe fuerte, me desperté, siempre las mismas palabras, el murmullo de la gente. ¿Sillas blancas? ¿y ese aroma a café? ¿ de dónde viene? No entiendo nada, sólo veo una corona de flores amarillas con las letras Q.E. P. D